Edicion Nº 3 - Octubre de 1999
RESEÑA HISTÓRICA
En octubre se cumplieron 153 años de la primera demostración pública, exitosa, del uso de la anestesia general para una intervención quirúrgica. Tan exitosa que el Dr. Warren, Profesor de Cirugía, dijo al terminar la intervención: «Caballeros, esto no es un truco». El artífice de la hazaña era William T.G. Morton, un joven dentista de 27 años. Morton nació en Charlton, Massachusetts, el 9 de agosto de 1819, en una modesta casa de campo. A los ocho años entró al colegio y cuando tenía doce años la familia se trasladó a la ciudad para que William tuviera una mejor educación. El objetivo era obtener un nivel de conocimientos suficientes para cumplir los deseos de su padre, y los suyos propios, de estudiar medicina. Lamentablemente, problemas económicos familiares y personales (perdió el dinero ahorrado para su educación médica), hicieron que en 1840 se trasladara a Baltimore para estudiar odontología, como un paso previo a la medicina. Allí fue alumno del Dr. Horace Wells, quien hiciera un fracasado intento de producir anestesia quirúrgica con óxido nitroso en 1845, con el mismo cirujano Dr. John Collins Warren.
En 1842, Morton ya estaba trabajando en Farmington como dentista, pero con poco éxito, por lo que en sociedad con Wells se traslada a Boston en 1843. Aprovecha Morton para asistir a conferencias en la Escuela de Medicina de Harvard y hacerse estudiante privado de medicina del Dr. Charles T. Jackson. Le cae tan bien a Jackson, que éste lo invita a vivir en su casa, incluso en compañía de Elizabeth Whitman, una joven con quien Morton se casa en mayo de 1844.
En la búsqueda de alguna manera de efectuar tratamientos dentales sin dolor y, de esta forma, lograr ser famoso, Morton aprende de Jackson las propiedades del éter sulfúrico. El 30 de septiembre de 1846 logra efectuar una extracción dental indolora a Eben Frost. Morton consigue no sólo que su paciente le certifique la ausencia de dolor durante el procedimiento, sino que logra además que el hecho sea publicado al día siguiente en el periódico local.
Dos semanas después, Morton consigue ser invitado para mostrar su descubrimiento en el Hospital General de Massachusetts, en una operación que realizará uno de los más famosos cirujanos de Boston, el Prof. Warren. El paciente es Gilbert Abbott, joven trabajador de una imprenta y portador de un pequeño tumor cervical. La mañana del viernes 16 de octubre de 1846 el éxito coronó sus esfuerzos. Uno de los testigos oculares, el Dr. Oliver Wendell Holmes, le propone en una carta del 21 de noviembre el nombre ANESTESIA para el estado producido por la inhalación del desconocido vapor. Pero la felicidad no dura mucho. Morton pretende mantener en secreto y patentar su descubrimiento que él llama LETHEON, pero obligado por las circunstancias, debe finalmente reconocer que se trata del éter sulfúrico, perdiendo toda posibilidad de alcanzar fortuna por esta vía. Postula entonces a la recompensa que el gobierno había ofrecido a quien encontrara un sistema para poder operar en forma indolora, pero aparecen otros candidatos: Horace Wells, Crawford Long y el mismo Dr. Jackson.
Durante la infructuosa lucha por que se le reconozca como descubridor de la anestesia, Morton muere de un accidente vascular cerebral en Nueva York, la cálida noche del 15 de julio de 1868, a los 49 años de edad.